En realidad la casa es una criatura viva, en la que nada es lo que parece, tanto que puedes hasta acabar siendo engullido por la alfombra del comedor. Para poder salvarse de esta y otras aventuras, padre e hijo tendrán que acudir a todo su ingenio y colaborar estrechamente.
A medida que avanzan por los recovecos de esta historia, tanto el lector como el niño protagonista serán llevados a reflexionar sobre la relación en un padre y su hijo, el acto de crecer, hacerse independiente, encontrar tu propia individualidad.
Las ilustraciones vuelven a proponer la ambigüedad de la realidad jugando con formas escondidas. El lector tendrá que superponer a cada imagen una hoja de plástico rojo para descubrir lo que se esconde detrás de la realidad.

La cubierta del libro se abre como un poster en el que el lector encontrará la fachada exterior de la casa y, al otro lado, su interior habitado por un sinfín de objetos extraños. Podrá detenerse a inventar sus propias historias a partir de cada uno de ellos.